El roscón de Reyes se trata de un bollo de masa dulce adornado con trozos de fruta cristalizados que se suele rellenar con crema y en cuyo interior se introducen diversas sorpresas. En España, este manjar se toma de postre y/o merienda el día de Reyes, siendo ésta la última de las celebraciones del periodo navideño.
UN POCO DE HISTORIA
En realidad, el roscón de reyes tiene su origen en el siglo II a.C. cuando se celebraban “Las Saturnales”, un festejo pagano en honor a Saturno, el dios de las cosechas. Todas las personas, tanto ricos como esclavos, celebraban el final del período más oscuro del año y el inicio de una época llena de luz. En aquella época era frecuente preparar diversos platos para la celebración, aunque de todos el más popular era una torta a base de miel en la que se introducían algunos frutos secos, dátiles e higo.
Con el tiempo, las celebraciones paganas (entre ellas las Saturnales) fueron desapareciendo, pero no así algunas costumbres como la de la torta que contenía un haba y que con los años había ido adquiriendo la forma de roscón.
Aunque la tradición de comer el roscón y todo lo que conllevaba ya era conocida en España, Felipe V trajo la nueva modalidad de introducir una moneda como premio (que con los años se cambió por una figurita de cerámica) a la vez que el haba en el postre se había convertido en un símbolo negativo.
Algunas fuentes apuntan que, durante un tiempo, la costumbre de introducir un haba desapareció, volviendo a reaparecer a mediados del siglo XIX, siendo escogida la tradicional fecha del día de Reyes para ser degustado y creando alrededor de este riquísimo dulce toda una parafernalia en la que el afortunado al que le salía la figurita era coronado como el ‘rey de la fiesta’ y al que le salía el haba debía pagar el postre, a la vez de ser nombrado por todos como el ‘tonto del haba’ (origen del famoso insulto «tontolaba»).